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21 Y dicho y hecho, los llevó a casa consigo, les dio forraje a los burros mientras ellos descansaban, y luego cenaron juntos.

22 Estaban comenzando a alegrarse, cuando rodeó la casa una pandilla de pervertidos sexuales y comenzaron a golpear la puerta y a pedir al anciano que sacara al hombre que estaba con él para violarlo.

23 El anciano salió y habló con ellos.

―No, hermanos míos. No hagan tal perversidad —les rogó—, porque es mi huésped.

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